Cosas de Radio…
Las siguientes palabras, no me pertenecen, pero encuentro en
ellas la resolución de mis preguntas.
Hacer radio es un acto de fe. Aquel que se coloque frente a
un micrófono y se disponga a salir al aire deberá ser una persona muy creyente
y entender que siempre hay un fiel que cree más que ella misma: el oyente. Este
credo comienza por el feligrés antes que por la divinidad: si no hubiera
alguien que juegue el papel de receptor, la radio sería un culto inútil.
Cuando está al aire, el profesional de radio se desvela por
la misma cuestión, ligeramente modificada: ¿qué viene ahora? ¿Qué sigue? Saben
que allí radica la clave para que el oyente se quede. Después, puede ser
cualquier cosa: una tanda. Una canción, otro comentario, un móvil, una noticia,
un separador o una sigla. El acierto o el error en esa sucesión de eventos que
significa sostener una continuidad radial pueden desembocar en la gloria o la
debacle. Puede parecer una exageración, pero un verdadero profesional del aire
lo vive como algo transcendental. Y no lo hacen con la mezquina especulación de
conservar la mayor cantidad de oyentes, sino porque a ellos se les juega una
cuestión interior, de máxima importancia, en el hecho de hacer un buen
programa. Es algo más que el mero orgullo de hacer las cosas bien, o el sentido
del deber que impone ser un profesional: tiene que ver con un sello propio, con
una cuestión de identidad que va resolviendo frente al público.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario